A principios del año 2008, mi esposo muy convencido de la dirección a tomar como familia, me comunicó que nos mudabamos a Curacao muuuy pronto. Yo estaba a mediados de nuestro segundo
embarazo y lo último que deseaba era mudarme a un país fuera de Europa y dar a luz ¡quién sabe donde!. En ese momento vivíamos en la siempre despierta ciudad de Amsterdam.
El tiempo en Amsterdam había estado lleno de muchas emociones juntas. El embarazo me había dejado exhausta y no podía tomar parte en todas las actividades que mi esposo junto a
nuestro equipo de trabajo estaban realizando.
Llegamos allí como un equipo de alemanes a servir a una comunidad internacional en una de las ciudades mas cosmopólitas de la tierra. Todo nuestro equipo de trabajo decidió emprender
el desafio de conocer la ciudad a través de los ojos de Dios. Habían distintos grupos con los que ellos podian trabajar. Con los indigentes por ejemplo, a los que
ayudaban a servir alimento, darles algo caliente para vestir en los duros meses de invierno, ofrecerles un oido que escuchara las historias de sus vidas y ofrecerle una ayuda a aquellos que
estaban dispuestos a recibirla.
O también estuvieron trabajando con un grupo que ayuda a las mujeres en las ventanas de la zona roja. Les ofrecían té o café y tiempo para conversar. Era algo gratificante para estas mujeres tener a personas que se les acercasen y les trataran con dignidad y respeto. Algunas mujeres abrieron su corazón y expresaron su deseo de salir de la prostitución y fue para nosotros un privilegio estar allí y ser parte de ese momento en sus vidas! Pero lo más importante que nosotros pudimos hacer en ese tiempo fue ayudar a establecer el Tabernáculo de las Naciones en el corazón de la zona roja. Dedicamos nuestro tiempo a estar allí juntos como equipo y escuchar la voz de Dios, conocer el corazón de Dios por las naciones, por la ciudad de Amsterdam. Derramar nuestros corazones delante de Su trono, dándole gloria y honra. Aprendimos a interceder con pasión y a cantar nuestras oraciones. Fue así como surgió el deseo de formar una escuela entregada a la pasión por Su presencia. Mi esposo le puso el nombre de "Luna de Miel con el Novio Eterno en el Caribe". ¡Ah, fue un tiempo hermoso que atesoraremos en nuestros corazones para siempre!
De ese tiempo existen un sin fin de historias hermosísimas, Volker está recolectando muchas de ellas en un libro que saldrá "del horno" en su momento.
Pero en Curacao no todo fue "leche y miel", aunque sin duda, ha sido un lugar que se ganó nuestros corazones, también trajo sus desafíos. Algunas de las cosas que
experimentamos en ese tiempo fue tener a todo el equipo de trabajo en cama por una semana a causa de una picada de mosquito. ¡Todos tuvimos dengue al mismo tiempo!. A
los niños los agarró una bacteria en la piel que no se les quitaba con nada, después de un par de rondas de antibióticos decidí contactar a un doctor microbiologísta y el me recomendó darles
vitamina C. El me dijo que el radio es 4 gr por cada 80 kilos. De esa "fórmula" le he hecho miles de reglas de 3 acorde al peso de mis hijos, mi esposo, el
perro, el vecino y pare usted de contar!. Los resultados siempre son maravillosos.
La vitamina C, en cualquier forma que la encuentres en una cantidad a la recomendada por este doctor, mantiene la sangre limpia y el sistema inmunológico con las pilas puestas.
La vitamina C oxigeniza la sangre. La única contraindicación es que al consumir mucha te afloja el estómago. Así que puedes reducir la dosis y continuar consumiédola
como si nada.